Huellas de la antigüedad
¿Hay algo más impresionante que caminar entre muros de piedra, escuchar el rumor del agua rompiendo en las rocas del río o respirar el aroma de los pinares desde el patio de nuestro retiro rural? Sí, saber que esos mismos gestos los hicieron nuestros antepasados hace miles de años.
Resumen:
Esta ruta te invita a descubrir los vestigios, conocer el paisaje e imaginar cómo fue la vida en las cuevas, villas y poblados de la antigüedad.
- Recorrer la Foz de Zafrané, donde las pinturas en sus abrigos de piedra nos indican que ya estaban habitadas hace miles de años.
- Subir por las pasarelas de la presa romana de Almonacid de la Cuba y contemplar su estructura de cerca.
- Descubrir una impresionante villa romana de La Malena en Azuara, que conserva sus mosaicos y estructura monumental.
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Arte rupestre en un paraje único
La Foz de Zafrané es un paisaje conocido entre quienes practican la escalada en la provincia de Zaragoza, o quienes disfrutan de las rutas senderistas para toda la familia: su recorrido de poco más de kilómetro y medio, llano, ofrece un hermoso y singular paseo entre enormes paredes calizas erosionadas por el agua en épocas remotas.
Lo que no tantos saben es que en este espectacular barranco cercano a la localidad de La Puebla de Albortón, concretamente en dos de las muchas cuevas y abrigos que jalonan el recorrido, se esconden pinturas rupestres que tatúan sus paredes de piedra. La localización de restos de arte rupestre levantino, de la época del Paleolítico superior, todavía no es accesible ni se puede visitar.
Sabemos, eso sí, que estas pinturas rupestres representan una escena de caza, con figuras de arqueros y animales, probablemente ciervos, cabras… Algo que resulta fácil de entender observando el paisaje. Si prestamos atención y guardamos silencio, podremos observar algunas de las especies animales que nuestros antepasados inmortalizaron en estas paredes y que constituían una pieza clave en su modo de vida de cazadores-recolectores.
Pueblos escondidos y miradores del pasado
Aunque todavía invisibles, la comarca también alberga los vestigios de pueblos íberos y romanos que poblaron estos terrenos hace más de dos mil años. En el Piquete de la Atalaya, desde dos grandes montículos con fuertes acantilados hacia el río Cámaras, en las afueras de Azuara, dos mil años de historia nos contemplan: se trata de los restos de la ciudad celtibérica de Beligiom, de la II Edad de Hierro.
La ciudad se cree que fue fundada a finales del siglo III a. C y tuvo su época de esplendor en el siglo II cuando la ciudad se expande hacia el río y fue destruida en el primer tercio antes de siglo. En la zona se han encontrado construcciones, monedas y cerámicas…que atestiguan la actividad industrial y doméstica de la zona.
También bajo la tierra, como legado enterrado de nuestra historia, encontramos en el exterior del monasterio de Nuestra Señora del Pueyo de Belchite un asentamiento romano, Belia,, que fue ocupado entre el siglo I a.C y el III d.C, según los restos conservados.
Los restos se localizan bajo el Santuario de Nuestra Señora del Pueyo, desde donde además podemos contemplar toda la llanura del río Aguasvivas, vía natural de comunicación hacia el río Ebro, así como la llanura que se extiende hasta la actual población de la Puebla de Albortón, haciendo de este lugar un mirador de excepción hacia el paisaje de la comarca e imaginar su ocupación por parte del imperio romano.
Esplendor imperial y arquitectura monumental
En la localidad de Almonacid de la Cuba encontramos uno de los vestigios más imponentes de la romanización de la zona: la impresionante y sólida estructura de la presa romana que da nombre al pueblo. Construida en época del emperador Augusto, es un buen ejemplo para entender por qué la arquitectura civil es una de las grandes aportaciones del imperio romano.
Construida a comienzos del siglo I para preservar el agua del río Aguasvivas, a lo largo de la historia ha sufrido muchas modificaciones para mantener intacta su envergadura y relevancia: durante 1500 años fue la más alta del mundo, con 32 metros de altura y 107 de altura.
Una serie de pasarelas abiertas al visitante, y la recuperación del tramo de 103 escalones que bajan hasta la base de la presa, permiten contemplar el monumento de cerca y observar desde diferentes perspectivas de esta vista increíble.
La visita a las pasarelas puede realizarse de forma libre, o a través de visitas guiadas organizadas desde la Oficina de Turismo de Almonacid de La Cuba (link a la web) para conocer en profundidad la historia y características de esta obra arquitectónica.
La Malena, la villa romana de Azuara
En 1987 mientras se realizaban labores agrícolas en una finca cercana al cauce del río cámaras, a unos 2 km de Azuara, se descubrieron restos de pavimentos y muros de sillar de lo que parecía una finca urbana: es así como salió a la luz la impresionante villa romana de La Malena, una villa rústica del siglo IV , cuyas dimensiones y profusa decoración hacen pensar que perteneció a un rico terrateniente y son prueba del esplendor de Azuara en la época romana.
Lo más interesante son los pavimentos, entre los que destaca el magníficamente conservado mosaico que representa las bodas de Cadmo y Harmonía. Es solo uno de los muchos vestigios que alberga esta villa, una de las más importantes del nordeste de la península tanto por su tamaño como por su riqueza decorativa.
En la actualidad, el yacimiento aguarda la llegada de los trabajos de excavación, recuperación y protección para hacer visible in situ este magnífico legado de los antepasados romanos del campo de Belchite. En la actualidad hay un centro de interpretación de la Villa Romana de La Malena, que permite al visitante conocer la historia del yacimiento.